MANTIS - Signature Edition in Spanish

Ralph Griffith comenzó a escribir cuando ingresaba a una prisión federal por tercera vez, hace 14 años. Sintió que tal vez era hora de cambiar de profesión y comenzó a escribir ficción. Pasó sus últimos 7 años en una pequeña prisión federal con Bernie Madoff y Jonathon Pollard en Butner, Carolina del Norte. La pequeña instalación médica fue diseñada para albergar a reclusos notorios o de alto poder que, según la BOP, necesitaban una vigilancia especial. Griffith y Madoff tenían enfermedades cardíacas crónicas y con los años se hicieron amigos. Bueno, cuando dos hombres...

"Economic hit men,"" John Perkins writes,"" are highly paid professionals who cheat countries around the globe out of trillions of dollars. Their tools include fraudulent financial reports, rigged elections, payoffs, extortion, sex, and murder. They play a game as old as Empire but one that has taken on terrifying dimensions during this time of globalization."" John Perkins should know-he was an economic hit man for an international consulting firm that worked to convince developing countries to accept enormous loans and to funnel that money to U.S. corporations. Once these countries were...

Al socaire de la I Guerra Mundial, Maria Botchkareva decide incorporarse a filas y crear batallones de mujeres que se incorporen al frente con el objetivo de contribuir a la expulsión de los alemanes y dar un ejemplo a los hombres. El estallido de la Revolución disloca la maquinaria de guerra y el ascenso de los bolcheviques la lleva al dilema de incorporarse a la guerra civil en marcha o exiliarse. Se la conocía como la Juan de Arco rusa.

Cuando cumplí 14 años, me enamoré de mi guitarra acústica y de la sonrisa de Ana... lo de la guitarra sí duró. El amor es como si todos los días fueran tu cumpleaños. Es escuchar tu canción favorita a todo volumen mientras viajas a la luna en tu Sentra 98. Es un incendio que no quieres apagar; y, a veces, es morirte de miedo. El amor te levanta de la cama a las 3:23 de la mañana para agarrar la guitarra y componer la canción más bonita del mundo. Esta es la historia de cómo siete acordes me enseñaron que el amor, definitivamente, sí es cosa de otro mundo.