Sir Horace Lambourn y su familia, estaban al borde del desastre financiero. En un último y desesperado viaje a Londres, les trajo por fin, un rayo de esperanza a los Lambourn. Su Alteza Real, el Príncipe de Meldenstein, pedía en matrimonio, la mano de su hija Camelia. Habría en contrapartida, un generoso arreglo financiero a favor de la novia. Camelia, presa por temores y inquietudes, no tuvo más remedio, que acepta, al desconocido pretendiente de la realeza, para salvar la familia de la ruina. Dos meses más tarde, saldría de viaje hacia el Continente, a camino de su destino, conocer a ...