El pequeño mago Dienteflojo y el dragón de la tormenta

Todos están como locos en el castillo sobre las nubes: ¡el rey Siestecita ha perdido su corona! El pequeño mago Dienteflojo quiere ayudar e intenta hacer aparecer la corona con un encantamiento, pero de repente el rey tiene un orinal en la cabeza. Mientras no se le caiga el diente flojo, sus hechizos no le saldrán bien. Entonces el pequeño mago y su mejor amiga, la princesa Pustilla, van en busca de la corona. A su lado están el diminuto Caballero Nabo y el dragón volador Flatterich, quien primero tiene que superar su miedo a volar. Los cuatro amigos viven juntos esta emocionante...

"Las Bestias Quimera han llegado a la ciudad! Mew Ichigo, con sus nuevos poderes, y al grito de "Strawberry Bell!" luchard junto con sus conpañeras justicieras: Mint y Lettuce"--Cover.

Does good luck exist? Or is it all a matter of probability? Isabel and Nicols are neighbors and they sometimes walk to school together. One morning, Isabel wears her grandmother's bracelet which, according to her, brings good luck. The precious object gets lost, and then begins a tour around the most diverse and endearing people in the neighborhood. Everyone's lives change as they have their "stroke of luck." The dynamic prose, the abundant dialogue, and the descriptions of the characters round out a novel that, with its multiple storylines, captures readers with its plot.

El pequeño Amos se queda a dormir unos días con su prima Amelia porque su mamá no está en casa. Estando los dos juntos es más difícil dormirse que estando solos. ¡Constantemente pasa algo emocionante! Encuentran un hada, un mordedor de narices, y el hámster de Amos desaparece. Además traman planes secretos, espían a los papás, juegan en la oscuridad y mucho más.

Ante la hecatombe que se cernía sobre el mundo, Colibrí, Paloma y Luciérnaga salieron a buscar nada menos que la paz. Cruzaron toda América latina hasta llegar a la Antártida. Se toparon con tucanes del sur de México, quetzales de Guatemala, cóndores de los Andes y pingüinos emperadores en la parte más austral del continente. El colibrí deseaba ser el pacificador porque no estaba contento con el destino que Huitzilopochtli le había conferido: ser un ave guerrera. Pero tendría que dejar su canto a cambio.