Cuentos argentinos

La secuela de La última sonrisa en Sunder City, sigue las aventuras de Fetch Phillips – un personaje amado por los fans de Ben Aaronovitch, Jim Butcher y Terry Pratchett. Mi nombre es Fetch Phillips, ¿qué necesitas? ¿Proteger a un gnomo con una ballesta para que haga un trato engañoso? Por supuesto. ¿Ayudar a una anciana elfa a encontrar al asesino de su marido? Ese es mi punto fuerte. Lo que no hago, porque es imposible, es buscar una forma de recuperar la maldita magia. Corrieron rumores sobre lo que pasó con el Profesor. La gente sigue pidiéndome que arregle el mundo. Pero no hay ...

Cada uno de nosotros tiene sus propios problemas. Naci con un grave defecto cardiaco, y he visto mas cuartos de hospital que mi propio dormitorio. He sido una prisionera de mi enfermedad hasta que aparecio el. El piensa que ha bloqueado el mundo con sus tatuajes y su duro exterior, pero yo veo al verdadero Jude, el que desesperadamente el mismo quiere olvidar. Pero es el la respuesta a mis oraciones o rompera mi corazon ya danado para siempre? Mi nombre es Lailah Buchanan, y esta es nuestra historia de esperanza, redencion y sacrificar todo por el que amas.

Documentos cortesianos incluye, en primer lugar, los documentos firmados por Cort s y los escritos en su nombre o por encargo suyo. En segundo lugar, los dirigidos a l o que le afectaban de manera directa. y en fin, informes acerca de hechos que le interesaban, listas de aprovisionamientos o de bienes y de remisiones al rey o a particulares.

Segundo de la serie. El magnate de los medios de comunicación Trent Tanford tenía una semana para encontrar esposa... o perder su imperio, pero ninguna de sus aventuras de Manhattan cumplía los severos requisitos que había impuesto su padre. Entonces Trent se fijó en la joven de la puerta de al lado. Con gafas y camisetas amplias, Carrie Gray parecía una chica inocente, ¿pero qué pensaría sobre los deberes maritales, vitales para un hombre tan viril como él? Trent tenía dinero y encanto suficientes para convencerla, pero jamás habían intercambiado una sola palabra. ¿Cómo iba a...