«Cuando se terminó, en 1432, la cúpula de la catedral de Florencia, Alberti dijo de ella que era el primer gran logro del arte nuevo y que igualaba, e incluso superaba, los de la Antigüedad». Con estas palabras comienza Ludwig H. Heydenreich el texto dedicado a la arquitectura del Quattrocento italiano, que junto con el Cinquecento es uno de los periodos más ricos de la arquitectura italiana. Bastaría nombrar algunas de las figuras más representativas a las que se hace referencia en estas páginas, como Brunelleschi, Michelozzo, Ghiberti, Donatello, Alberti, Bramante, Rafael, Peruzzi, ...