Muerte es la sentencia
El escritor vuelve a convertirse en personaje de novela, en una nueva aventura cargada de emoción, junto al cascarrabias de Hawthorne. «No deberías estar aquí. Es muy tarde...» Estas fueron las últimas palabras que registró el teléfono móvil de Richard Pryce, un prestigioso abogado especializado en divorcios, antes de ser golpeado hasta la muerte con una botella de Chateau Lafite del año 1928, valorada en más de 3.000 libras esterlinas. Lo más curioso del caso es que Richard Pryce ni siquiera era un buen bebedor. ¿Qué hacía ahí la botella, entonces? ¿Y por qué esas últimas...