Budapest
De regreso de una convención internacional de autores anónimos, el brasileño José Costa recala en Budapest. Allí, en una ciudad extraña para él, se topa por primera vez con el idioma húngaro, cuya elástica sonoridad lo cautiva. La única lengua que el diablo respeta, como reza un proverbio magiar, se le antoja como una música difusa en la que no consigue identificar los límites de las palabras y que lo invita a vivir el sueño de convertirse en otro, de empezar de cero, sin maletas, sin habla, como un recién nacido. Aun consciente de que esa opción también trae consigo el dolor...