Mi primer biberón

“Tuvieron que pasar veinte años, cuatro entierros, dos matrimonios y varios pasaportes completados para que pueda hoy sentarme y contar esta historia; he debido reconstruirme varias veces e incluso coserme el alma hecha jirones”. Esta es la reflexión de la señorita Zambrano cuando comienza a repasar su vida. Se descubre atravesada por cicatrices y con amplia sonrisa ilumina cada rincón de su existencia. Ella, la que creció etiquetada como niña desobediente. Nacida en un pueblo de montaña al interior de un grupo religioso intransigente, fue adoctrinada y privada de la socialización ...