Legado de Sangre
Los ojos de Miguel eran como dos esmeraldas. Increiblemente verdes, reflejaban algo profundamente dulce, una ternura casi increíble, una especie de encantamiento capaz de hechizarla por completo. Carmen apenas podía creer que estuviera vivo, escondido entre las ruinas de la mansión que había sido su familia, en un pasado remoto y misterioso, del que su madre, Teresa, había insistido en protegerla. Fue Miguel quien salvó a su abuela, Francesca, cuando había huido de las sangrientas masacres de la guerra en Italia; fue él quien la salvó a ella ya sus dos hijos de la miseria total. Y...