Seducida por un libertino
Él ya no era un joven soñador... ni ella tampoco Lady Perdita Brooke llevaba a gala el mantener la calma en las ocasiones comprometidas, no en vano había tenido que soportar el escándalo que había comprometido su puesto en la sociedad... excepto cuando se enfrentó de nuevo al más devastador de los hombres, Alistair Lyndon. El joven soñador que una vez conoció era ahora un calavera endurecido, que había olvidado por completo la apasionada noche que pasaron juntos, unas horas que a ella le quedaron grabadas a fuego en la memoria. Ahora Dita tenía la oportunidad perfecta de recordarle ...