Si somos honestos con nosotros mismos, tenemos que reconocer que como Iglesia estamos en problemas; no estamos siendo una luz en medio de las tinieblas que envuelven a este mundo; no estamos reflejando el carácter de Cristo; no estamos cumpliendo nuestro propósito en la tierra. La Iglesia actual es un cuerpo enfermo de muchos males. La necesidad que tenemos de un toque de la Mano sanadora del Señor, sólo será cumplida si, de manera sincera, empezamos a reconocer, delante del Señor los serios problemas que tenemos. Este libro nos ayuda a ver esos problemas y a reconocerlos. En este...