Sublimación
¿Es posible engañar a la muerte? Sesenta años después del accidente biológico que erradicó al treinta por ciento de la población, la muerte se ha convertido en un lucrativo negocio. Los difuntos ya no son enterrados ni incinerados, sino sublimados y liberados a la atmósfera en forma de un gas inocuo. Quienes no pueden pagar la sublimación se ven obligados a ceder los cuerpos de sus seres queridos a la ciencia, sin saber dónde acabarán ni qué harán con ellos. Este es el caso de León, un joven de los suburbios que removerá cielo y tierra hasta encontrar el cadáver de su hermana...